Por qué voy a la Iglesia en Sábado – Why I go to Church On Saturday
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Para muchos, asistir a la iglesia en sábado parece estar en oposición a la tradición dominical del cristianismo. Usted se preguntará por qué están tan confundidos que van a la iglesia en el «día equivocado». Entonces, ¿por qué yo, al igual que otros millones, escogemos el sábado en lugar del domingo? Analice las siguientes razones, que podrían sorprenderlo.
Primera razón: La Palabra de Dios. Voy a la iglesia en sábado porque a diferencia del domingo, es una enseñanza bíblica. Aunque Dios aprecia ser adorado todos los días de la semana, separó el séptimo día como una jornada especial de reposo. El sábado es el séptimo día, y fue dado a la humanidad en la creación, unos dos mil años antes del surgimiento del pueblo judío (Génesis 2:1-3). Jesús dijo que «el sábado fue hecho por causa del hombre», no solo de los judíos (Marcos 2:27).
En la creación, Dios llevó a cabo tres acciones deliberadas para hacer del séptimo día un día singular respecto de los otros seis: reposó, lo bendijo y lo santificó (Génesis 2:2, 3). Es algo sumamente significativo.
En primer lugar, necesitamos descansar del trabajo y dedicar tiempo a la reflexión. Dios nos programó así. Por eso dedicó el séptimo día de la creación para que la humanidad pasara un tiempo especial con él. En segundo lugar, Dios derramó sobre el séptimo día una bendición especial que no otorgó a los otros seis. Por último, Dios estableció un límite alrededor de ese período de veinticuatro horas y lo designó como un día plenamente dedicado a una relación con él.
Si analizamos cada versículo de la Biblia que habla sobre el sábado, hacemos varios descubrimientos asombrosos. Durante todo el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios disfrutó de esa bendición –recuerde que hasta Abrahán, los judíos no existían (Génesis 11:26); Jesús honró el sábado guardándolo cada semana (Lucas 4:16); los discípulos lo guardaron (Hechos 18:4, 11; 16:13); y será guardado en el cielo y la Tierra Nueva (Isaías 66:22, 23). La Biblia presenta un ciclo inquebrantable de observancia sabática desde la creación del hombre hasta la Tierra Renovada.
Entonces, ¿por qué la mayoría de las iglesias cristianas guarda el domingo? Por la tradición. Verá usted, la Biblia jamás registra que Dios cambió el día de reposo del sábado al domingo. El único cambio en la Ley de Dios que mencionan las Escrituras es procurado por un astuto ataque desde adentro de la iglesia (Daniel 7:25). Ese cambio se produjo mucho después de que murieron los discípulos. Para los siglos III y IV, la historia registra que algunos cristianos estaban guardando el día pagano del domingo en Roma y otros lugares donde la iglesia comenzó a transigir para evitar las persecuciones. Cuando la iglesia de Roma adquirió mayor poder político y se convirtió en la Iglesia Católica Romana, sancionó oficialmente el domingo como día de reposo. Aun hoy, señala ese hecho histórico como prueba de que su autoridad y tradición son
superiores a las claras enseñanzas de las Escrituras (ver www.glowonline.org/dan7/).
Segunda razón: El amor. Guardar el sábado no es legalismo. «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15). El sábado es el día de adoración según la Biblia, es el cuarto mandamiento, jamás ha sido cambiado por Dios sino por el hombre, y Jesús mismo guardó el sábado por amor a Dios.
Hay muchas razones por las cuales amo y obedezco a Jesús. Dos de las principales: es mi Creador y Redentor (Juan 1:1-3; Tito 2:14). Jesús creó la Tierra en seis días y descansó el séptimo. El sábado es el monumento oficial o señal entre él y su pueblo de que es el Creador (Éxodo 31:17). Y justo antes del regreso de Cristo, un mensaje divino llama a que todos adoren «a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas» (Apocalipsis 14:7). Cada vez que me acuerdo del sábado para santificarlo, honro a mi Creador, reconociéndolo como el que sostiene mi vida en sus manos (Éxodo 20:8-11).
Jesús no solo nos creó, sino que también nos redimió del pecado. El sábado es una señal especial de salvación: «Y les di también mis sábados, para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico» (Ezequiel 20:12). Abstenerse del trabajo secular una vez a la semana nos recuerda que no podemos trabajar para ganar nuestra salvación eterna, porque es un don de Dios, y que dependemos plenamente de él (Hebreos 4:4-10). Si no puedo confiar en que Dios se hará cargo de mi sustento una vez por semana, ¿cómo podré decir que confío en que me dará la vida eterna?
Cada sábado me recuerda el amor que Jesús nos ha dado mediante la creación y redención. Así como los aniversarios son momentos que nos llevan a recordar el amor que sentimos por nuestros seres queridos, así también el sábado nos recuerda el amor de Dios y nuestra completa dependencia de él para esta vida y la venidera.
Tercera razón: La experiencia. La tercera razón por la que guardo el sábado es que he respondido a la invitación de Jesús de probar y ver si su Palabra es verdadera. A menudo, Dios nos invita a que lo probemos. Una de esas instancias se encuentra en Malaquías 3, donde nos desafía a darle una décima parte de nuestros ingresos. A los que aceptan el desafío, promete derramarles su bendición.
El sábado también incluye un desafío. Dios nos invita a darle la séptima parte de nuestro tiempo. Si lo hacemos, promete bendecirnos. «Si […] llamas [al sábado] delicia […], entonces te deleitarás en Jehová» (Isaías 58:13, 14). Cada semana, experimento esa bendición sabática. Descansar en sábado me restaura física, mental, social y espiritualmente. Me quita el estrés de las cargas de la vida. Disfruto de tiempo ininterrumpido con mi familia y amigos, lo que mantiene vivas las relaciones. La adoración con otros creyentes me llena de energía. Adquiero mayor entendimiento e inspiración al estudiar la Biblia y escuchar los sermones.
El sábado me da una razón para interrumpir todas las búsquedas terrenales de la semana. Como es una orden divina, no da lugar a transigir por causa de un proyecto urgente en el trabajo, o cualquier otra cosa. Eso impide que el descanso sabático se convierta tan solo en una buena intención futura. Es una orden divina que debo obedecer, por lo que la cumplo con alegría y dejo todo lo demás para los otros seis días, como Dios lo pide.
Descubrí la verdad que encierran las palabras de Jesús: Él creó el sábado por causa del hombre (Marcos 2:27). Es decir, el sábado no es algo que Dios nos hace, sino algo maravilloso que hace para nosotros. En nuestra era frenética, atesoro todas las bendiciones positivas que puedo experimentar porque en su amor, Dios me ha dado el sábado.
Entiendo que puede parecerle extraño que yo vaya a la iglesia en sábado. Pero ahora ya sabe que lo hago porque estoy decidido a seguir lo que dice la Biblia, porque amo a Jesús como mi Creador y Salvador, y porque he descubierto la bendición que encierra ese día. Usted también puede disfrutar de esa maravillosa experiencia.
Si quiere saber cómo hacerlo, o desea tener más información al respecto, póngase en contacto con GLOW, que lo ayudará.
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Para muchos, asistir a la iglesia en sábado parece estar en oposición a la tradición dominical del cristianismo. Usted se preguntará por qué están tan confundidos que van a la iglesia en el «día equivocado». Entonces, ¿por qué yo, al igual que otros millones, escogemos el sábado en lugar del domingo? Analice las siguientes razones, que podrían sorprenderlo.
Primera razón: La Palabra de Dios. Voy a la iglesia en sábado porque a diferencia del domingo, es una enseñanza bíblica. Aunque Dios aprecia ser adorado todos los días de la semana, separó el séptimo día como una jornada especial de reposo. El sábado es el séptimo día, y fue dado a la humanidad en la creación, unos dos mil años antes del surgimiento del pueblo judío (Génesis 2:1-3). Jesús dijo que «el sábado fue hecho por causa del hombre», no solo de los judíos (Marcos 2:27).
En la creación, Dios llevó a cabo tres acciones deliberadas para hacer del séptimo día un día singular respecto de los otros seis: reposó, lo bendijo y lo santificó (Génesis 2:2, 3). Es algo sumamente significativo.
En primer lugar, necesitamos descansar del trabajo y dedicar tiempo a la reflexión. Dios nos programó así. Por eso dedicó el séptimo día de la creación para que la humanidad pasara un tiempo especial con él. En segundo lugar, Dios derramó sobre el séptimo día una bendición especial que no otorgó a los otros seis. Por último, Dios estableció un límite alrededor de ese período de veinticuatro horas y lo designó como un día plenamente dedicado a una relación con él.
Si analizamos cada versículo de la Biblia que habla sobre el sábado, hacemos varios descubrimientos asombrosos. Durante todo el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios disfrutó de esa bendición –recuerde que hasta Abrahán, los judíos no existían (Génesis 11:26); Jesús honró el sábado guardándolo cada semana (Lucas 4:16); los discípulos lo guardaron (Hechos 18:4, 11; 16:13); y será guardado en el cielo y la Tierra Nueva (Isaías 66:22, 23). La Biblia presenta un ciclo inquebrantable de observancia sabática desde la creación del hombre hasta la Tierra Renovada.
Entonces, ¿por qué la mayoría de las iglesias cristianas guarda el domingo? Por la tradición. Verá usted, la Biblia jamás registra que Dios cambió el día de reposo del sábado al domingo. El único cambio en la Ley de Dios que mencionan las Escrituras es procurado por un astuto ataque desde adentro de la iglesia (Daniel 7:25). Ese cambio se produjo mucho después de que murieron los discípulos. Para los siglos III y IV, la historia registra que algunos cristianos estaban guardando el día pagano del domingo en Roma y otros lugares donde la iglesia comenzó a transigir para evitar las persecuciones. Cuando la iglesia de Roma adquirió mayor poder político y se convirtió en la Iglesia Católica Romana, sancionó oficialmente el domingo como día de reposo. Aun hoy, señala ese hecho histórico como prueba de que su autoridad y tradición son
superiores a las claras enseñanzas de las Escrituras (ver www.glowonline.org/dan7/).
Segunda razón: El amor. Guardar el sábado no es legalismo. «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15). El sábado es el día de adoración según la Biblia, es el cuarto mandamiento, jamás ha sido cambiado por Dios sino por el hombre, y Jesús mismo guardó el sábado por amor a Dios.
Hay muchas razones por las cuales amo y obedezco a Jesús. Dos de las principales: es mi Creador y Redentor (Juan 1:1-3; Tito 2:14). Jesús creó la Tierra en seis días y descansó el séptimo. El sábado es el monumento oficial o señal entre él y su pueblo de que es el Creador (Éxodo 31:17). Y justo antes del regreso de Cristo, un mensaje divino llama a que todos adoren «a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas» (Apocalipsis 14:7). Cada vez que me acuerdo del sábado para santificarlo, honro a mi Creador, reconociéndolo como el que sostiene mi vida en sus manos (Éxodo 20:8-11).
Jesús no solo nos creó, sino que también nos redimió del pecado. El sábado es una señal especial de salvación: «Y les di también mis sábados, para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico» (Ezequiel 20:12). Abstenerse del trabajo secular una vez a la semana nos recuerda que no podemos trabajar para ganar nuestra salvación eterna, porque es un don de Dios, y que dependemos plenamente de él (Hebreos 4:4-10). Si no puedo confiar en que Dios se hará cargo de mi sustento una vez por semana, ¿cómo podré decir que confío en que me dará la vida eterna?
Cada sábado me recuerda el amor que Jesús nos ha dado mediante la creación y redención. Así como los aniversarios son momentos que nos llevan a recordar el amor que sentimos por nuestros seres queridos, así también el sábado nos recuerda el amor de Dios y nuestra completa dependencia de él para esta vida y la venidera.
Tercera razón: La experiencia. La tercera razón por la que guardo el sábado es que he respondido a la invitación de Jesús de probar y ver si su Palabra es verdadera. A menudo, Dios nos invita a que lo probemos. Una de esas instancias se encuentra en Malaquías 3, donde nos desafía a darle una décima parte de nuestros ingresos. A los que aceptan el desafío, promete derramarles su bendición.
El sábado también incluye un desafío. Dios nos invita a darle la séptima parte de nuestro tiempo. Si lo hacemos, promete bendecirnos. «Si […] llamas [al sábado] delicia […], entonces te deleitarás en Jehová» (Isaías 58:13, 14). Cada semana, experimento esa bendición sabática. Descansar en sábado me restaura física, mental, social y espiritualmente. Me quita el estrés de las cargas de la vida. Disfruto de tiempo ininterrumpido con mi familia y amigos, lo que mantiene vivas las relaciones. La adoración con otros creyentes me llena de energía. Adquiero mayor entendimiento e inspiración al estudiar la Biblia y escuchar los sermones.
El sábado me da una razón para interrumpir todas las búsquedas terrenales de la semana. Como es una orden divina, no da lugar a transigir por causa de un proyecto urgente en el trabajo, o cualquier otra cosa. Eso impide que el descanso sabático se convierta tan solo en una buena intención futura. Es una orden divina que debo obedecer, por lo que la cumplo con alegría y dejo todo lo demás para los otros seis días, como Dios lo pide.
Descubrí la verdad que encierran las palabras de Jesús: Él creó el sábado por causa del hombre (Marcos 2:27). Es decir, el sábado no es algo que Dios nos hace, sino algo maravilloso que hace para nosotros. En nuestra era frenética, atesoro todas las bendiciones positivas que puedo experimentar porque en su amor, Dios me ha dado el sábado.
Entiendo que puede parecerle extraño que yo vaya a la iglesia en sábado. Pero ahora ya sabe que lo hago porque estoy decidido a seguir lo que dice la Biblia, porque amo a Jesús como mi Creador y Salvador, y porque he descubierto la bendición que encierra ese día. Usted también puede disfrutar de esa maravillosa experiencia.
Si quiere saber cómo hacerlo, o desea tener más información al respecto, póngase en contacto con GLOW, que lo ayudará.
Each package contains 100 tracts.
Dimensions: 4.25 x 2.75 x 1.5 inches